Sunday, March 26, 2006

Y una guitarra... no, es un cello

Tuve que tirar el licuado. Ya había empezado a ponerse feo, no olía tan primaveral como dentro de mi cabeza. Y claro, si ya estamos a mitad de verano.

La carta ya no hace más que juntar polvo (sí, electrónica por supuesto). Es esa puta falta de eco (producto de vivir en la ciudad, me imagino) que me va matando tan tan tan de a poco.

Y la historia se siguió (y se sigue) escribiendo/desarrollando. Como aquella famosa, aunque esto tenga inevitable pero lejano, espero; fin. Pero tampoco da para andar formalizando (¿formolizando?) el acto des-critura; se había acordado que una transmisión oral (no salival, entiéndase) plena de comunicación no verbal y etcéteras varios, licuado incluido; hubiese sido, va a ser, eso no lo decido yo, más efectiva.

En fin, fue multimedial el intento (y ¡oh! lo sigue siendo), y hasta ahora no hay señales de humo, ni papel en botella, ni pedazo de papel higiénico escondido dentro de la pared. Ni postales.

Lo peor es pensar de a ratos en la mínima pero existente posibilidad de que haya pasado algo que impida que las cosas al día de la fecha hayan tomado su curso, aunque sé que es infinitamente más probable un cuelgue, habitual para alguien con una agenda tan ocupada.

Y hablando de aromas, había alguno primaveral que quedó pendiente, aunque ese era uno de los tantos y tan graves temas a discutir en el no tan encuentro. Bah, no tencuentro. Y eso que te busco.

Bueno, habiendo unos cuantos particulares y hasta un par de comerciales me despido muy atentamente, teniendo absolutamente en cuenta la variable posibilidad de una respuesta. Besos, cuidate, y espero que no; Feliz Vida.

David Levitán,
Vicepresidente Jr. de mi propia vida
¡Ahora atendido por sus dueños!

PD: Bah, siempre atendido por sus propios dueños, a quién engaño. Y tenés que ver lo que es el consejo de accionistas, mah que Club de París.

Saturday, March 11, 2006

Apagando la Cabeza

¿Qué era lo que se hacía cuando había que parar de pensar? Porque eso de ruido sonoro que apaga ruido mental non functa. Definitivamente. Y hasta puede llegar a ser peor, recuerdo de hace demasiado tiempo. Y demasiadas neuronas atrás. Y un par de amigos. Je. Un par de provincias también, podría llegar a decirse.

La idea era poner una pausa, un hiato en el medio como para poder llegar a llamar la atención.

¿De quién?

Golpe bajo. Casi tan bajo como los ajenos. Lo peor es por no poder ver el bosque por los árboles terminar dañando como martillo neumático sin bozal. Pobre gente colateral. Encima este puto vaivén histérico que revienta la presión. Y no hay pastilleca que alcance acá. En algún momento hay que dejarse de pelotudeces y empezar a crecer.

¿A ver eso de nuevo?

EN ALGÚN MOMENTO HAY QUE DEJARSE DE PELOTUDECES Y EMPEZAR A CRECER.

¿Les quedó claro?

A mí no.

Bueno, descontinuando como de costumbre, poco muy muy muy poco que comentar, o no, vaya uno a saber. Cuando hay un megáfono a un par de párrafos se complica escuchar la vocecita esa interior. Alguna de las tres. O cuatro.

A ver. Finalmente, después de tanto tiempo. Abrir los ojos después de un tiempo. Sabés que encandila. Pero está demasiado bueno para no hacerlo. Se, ponele que eso tiene sentido.

Cuestión que el rumbo aparece en algún que otro aspecto, pero por más tengo que y debería que use para tapar el fondo, la deriva sigue figurando como destino inexorable. Y todavía quiero ser pirata. Mentira, vendo estos hermosos chalecos de cuero. La verdad es que no quiero ser pirata.

Definitivamente, llamar la atención.