Saturday, October 25, 2008

Sensible, vergonzoso y capaz de reírse de sí.

Los ojos de Mauricio Macri, apabullantemente celeste, estaban anoche cansados de tanto mirar computadoras y de repasar el duro discurso que luego pronunció ante un entusiasmado pero pulcro público. Las palabras con las que se consagró ganador fueron duras y no improvisadas: su mujer, Isabel Menditeguy, y Mario Moldován le dieron forma durante toda la tarde a su discurso, mientras él comenzaba a sentir el gusto dulzón de la victoria.

Pero ésta es una parte de Mauricio Macri. Falta lo otro, el hombre que nadie conoce, el hombre de Boca que se atrevió a competir con políticos que, en lo dialéctico, le sacaron ventaja durante toda la campaña electoral.

Mauricio Macri es ingeniero civil, pero jamás ejerció la profesión. Estudió porque su padre, el empresario Francisco Macri, lo obligó: él no había podido terminar la carrera en Italia y pretendía que su primogénito saliera a ganarse la vida con un título bajo el brazo, cosa que no logró porque el vástago detestaba la carrera. Mauricio Macri es vergonzoso. El mismo lo confiesa. Le da cosita -como lo definió- contar sus apodos infantiles, o cómo lo llama su mujer en la intimidad, o verse en los carteles repartiendo sonrisas a todos. "Nunca me miro, detesto eso."

Mauricio Macri dice que fue un chico feliz en su infancia. Recuerda con inmenso amor los veranos en su Tandil natal, donde Abu, la madre de su madre, lo mimaba tanto. "Fue un personaje muy importante para mí", contó. La biografía autorizada dice que el flamante ganador de las elecciones porteñas, nació hace 44 años en Tandil, un caluroso 8 de febrero, bajo el signo de Acuario y el de chancho en el horóscopo chino, aunque no está muy seguro.

Su madre, Alicia Blanco Villegas, fue quien decidió que pariría en Tandil a su hijo y que sería tiernamente cuidado por Argentina, la dulce Abu. Luego vinieron otros integrantes a la familia Macri y no todos del mismo matrimonio: Gianfranco, Mariano, Sandra y Florencia y una vida más o menos pública, gracias a la fortuna y al alto perfil de su padre, que nunca ahorró cámaras para mostrar sus conquistas amorosas, algunas menores que sus hijos.

Problemas de dicción

Pero el niño Macri tenía un problema: no pronunciaba bien, especialmente aquellas palabras con erre. "Tuve que ir a lo de una foniatra -cuenta a LA NACION, en su auto blindado- y era una tortura. Me hacía hacer ejercicios con la lengua, así, mirá..." y mostrará a la cronista una secuencia de gestos, con la lengua afuera, increíbles de admitir en alguien tan conocido, más cuando confiesa que ese músculo es corto. "Así, ¿ves?". Y de verdad no le llega a la mitad del mentón. Macri tiene humor. Y lo comparte.

El niño Mauricio hizo la escuela primaria y la secundaria en el colegio Newman, con buenas notas, y estudió ingeniería civil en la Universidad Católica Argentina (UCA).

¿Conflictos con su padre? No, no es hora de hacer psicología barata, pero hay que decir que Francisco fue el gran ausente en la campaña de su hijo -quizá, a pedido de Mauricio- y no asistió al gran lanzamiento en Obras. En cualquier nota o reportaje, el candidato no menciona a quien le marcó el destino y se refiere a su progenitor como "él", dando por sentado que todos saben a quién se refiere. Y todos lo saben.

Mauricio Macri se casó a los 23 años con Yvonne Bordeu, de quien se separó en 1991. Tiene tres hijos, Agustina, de 21 años, Jimena, de 17 y Francisco, de 14. No tiene hijos con su segunda mujer, la ex modelo Isabel Menditeguy, de 37 años, pero dice que pronto van a venir. Mauricio Macri todavía recuerda con dolor su secuestro en 1991, un tema del que no quiere hablar jamás. El cautiverio de su hermana Florencia, hace tres meses, volvió a recordárselo y los ojos se le humedecen, dicen sus colaboradores. Sin embargo, a la hora de contar qué episodios marcaron su vida, el presidente de Boca Juniors dice: "La muerte de mi abuela; cuando estuve en terapia intensiva, porque me hice moco contra un árbol; cuando mi hijo estuvo internado..."

A Mauricio Macri le gusta vestirse en forma elegante y se nota, aunque confiesa que dejó de ser un comprador compulsivo. "Me compro ropa cuando viajo, especialmente a Italia, en Ermenegildo Zegna o en Tambolini, cuando estoy en Buenos Aires.

Mauricio Macri es un hombre extremadamente sensible, llora en el cine y recuerda su profunda tristeza cuando vio "Kramer v. Kramer". ¿Lee? Sí, Macri lee: le gustan las biografías, pero detesta los thrillers . No toma alcohol ni fuma, aunque en verano suele convidarse con clericó. Nunca se saltea su hora de gimnasia, a las siete. Come pastas, asado y muere por las milanesas con puré.

Ahora se lo conoce como el titular de Boca Juniors, pero hubo un tiempo, un largo tiempo, en que fue "el empresario", a secas. Su experiencia laboral se inició en 1980 en Sideco Americana SA, una empresa especializada en grandes obras civiles, donde durante tres años fue analista junior y analista senior.

Allí intimó con el luego intendente Carlos Grosso, de quien es amigo: es más, cuando Macri tenía su búnker en la calle Lafinur, era normal ver a Grosso en sus oficinas. Aún hoy opina que el ex intendente es un hombre inteligente.

En 1983 pasó a desempeñarse como controller de las actividades desarrolladas por Sideco Construcciones en Venezuela, donde la empresa realizó, entre otras obras, edificios en torres y diques y en Colombia, donde construyó la autopista Medellín-Bogotá.

En 1984, durante seis meses cumplió tareas en el Departamento de Crédito del Citibank de Buenos Aires y luego se incorporó a Socma, del Grupo Macri, con la función de supervisar negociaciones de venta del proyecto Lincoln West en New York.

En 1985 asumió como gerente general de Socma y desde 1986 hasta 1992 fue vicepresidente y luego presidente en Sideco. En 1992 ocupó la vicepresidencia de Sevel y en 1994 se hizo cargo de la presidencia de la compañía.

Dos años después logró un sueño largamente anhelado: ser presidente del Club Atlético Boca Juniors, cargo en el que fue reelegido, con más del 86% de los votos, en 1999 por un segundo período de cuatro años.

Por Alejandra Rey
De la Redacción de LA NACION

---Impresionante.

4 comments:

Andres said...

Cuando sea grande quiero ser como Mauricio!

Pooly said...

Macri.. no sabes nada..
No aprendés más!

VIVA PERON!!

eerrpp

Coconauta said...

=D Halloween trajo fantasmas?
Quien pudo haber traido a esa gente...

Edu said...

Se murió Pompilio loco...