Saturday, August 12, 2006

Lo Que Hice Anoche.

Además de disfrutar del ruido. Adentro y afuera de la cabeza.

Pasa uno. Pero no hay problema, no tengo apuro por llegar a ninguna parte. Al siguiente sí me subo, y tengo la confortante sensación de estar yendo hacia alguna parte. En el camino hacia vaya yo a saber dónde evalúo distintas posibilidades para poder escaparme, irme lejos. O un poco más cerca de mí mismo. La limitación es tanto económica como mental, me convenzo; y sigo.

Me bajo, antes. Y camino. Igual que ayer, "Camino para alejarme. Y para acercarme. Cruzo distancias. Acelero el paso. Me muevo para que no se note que estoy. Detenerme me enerva, me enfrenta con un desequilibrio que me desgarra desde el interior; un grito desesperado que presiona en el pecho, en la garganta, y a veces hasta en los ojos, hacia adentro y hacia afuera. La única manera (posible) de acallarlo es moverme. Seguir tomando distancia."

Llego a una plaza. Un poco de verde. de (¿paz?) y quietud. Me ubico (no, obviamente) y preparo el inicio de una larga e infructuosa noche. Con alguien que cada vez soporto menos. Yo.

Otra plaza, debida. Y final, no creo. Más silencio. Un murciélago porteño, uno de los primeros que veo y oigo. Seguramente. Y mucho cielo, más del que esperaba.

Terror en mis ojos. Un animal asustado que no sabe para dónde disparar(se). Por lo menos eso asumo. Me voy con el temor en la mirada y en la sangre, y es más o menos en ese momento que caigo en la cuenta de dónde estoy, un poco aunque sea. Vuelvo, un mes después, y sin nada nuevo que acotar. Me siento en el mismo portón con una pequeña promesa nimia incumplida. El tiempo pasa, no me animo averiguar qué tan rápido. O lento, más probablemente.

Un poco se calman los ánimos. Y las ánimas. Debe ser el cambio de tema. Pero ésto me permite disfrutar de algo nuevo, la caída de las hojas en otoño. Cada una con su propio vuelo, su forma caprichosa de viajar, un destino cierto y seguro que dilatan brevemente. Y esa ínfima belleza del conjunto que me sorprende, se ve que en un momento propicio. Sonrío. No sé hace cuánto que no lo hago de esa manera. Escribir sobre esto aliviana en parte mi cabeza. Decido un nuevo rumbo y parto. Bueno, en un ratito.

Una nueva plaza, no muy lejos. Un olor dulce que me atrae, y la necesidad de sostener el vicio que me aleja. Voy y vuelvo, con recuerdos de la sociedad de consumo y la incapacidad e inoperancia de algunos pequeños burgueses. El asfalto roto, y esa visión pseudoapocalíptica de las construcciones a la noche. Bastante luz, eso sí. Para alejar a los fantasmas. O atraparlos en una hoja de papel.

Hago planes a futuro. Irme a Alemania a estudiar, no sé. Como las desventuras del joven Werther. Debería leer eso.

La brisa suave pero persistente, presagio de tormenta. Por ahora se disfruta. Es el final de un verano nuevo.

Casi las tres. Rompí la promesa que no había terminado de hacer de no mirar la hora. Sigo viaje.

Rumbo norte, ruta ya tomada. Pero ahora a pie. El museo, parte de una plaza. Casas enormes, embajadas. Arquitecturas extrañas traídas de otros lugares, y de otras épocas. La caminata pasa a ser por placer. Conozco lugares. Por ahí ya estuve antes, pero con detenimiento las cosas adquieren otro significado.

Veo varias plazas, me tientan pero creo haber visto suficientes. Para una noche, por lo menos. Una más y listo, pienso al ver las antenas detrás del edificio de ATC. Me interno por un camino desolado, lo recorro pensando en salir al Centro de Exposiciones. Y a mi boleto a casa. Pero no se me da esa posibilidad. Me preocupo al ver que la calle continúa y sin saber hacia dónde. (Ojo, ella sí sabe a dónde va, el que no sabe soy yo.) Veo vías de tren a mi izquierda. Adrenalina, incertidumbre de no tener idea de dónde estoy ni a dónde voy. Pero ésta es más real, más física. Distinta, y eso es algo bueno. Finalmente mi espera es aplacada y me encuentro con una manera de salir. Todo concluye en una plaza ya bastante conocida. Y recuerdo otra plaza, muy distinta. Muy distinto yo. Y hace demasiado tiempo. Un lindo recuerdo.

Habrá que repetirlo en algún momento.

8 comments:

Anonymous said...

Tipo limado, vos sí entendés! Y deberías leerlo, Werther, es muy bueno, sin armas cerca. Bueno querido, espléndido, magnífico, admirable...

IrishHairball said...

Osea.....decantando la poesia.....

Enfrascado en tus pensamientos autodestructivos, caminando por recoleta yendo a tomar el 17....
viste vias y creiste q te habias perdido?

Dr. Lemon said...

Si te pinta verlo así...

Anonymous said...

You are flashing too much.

Sabes quien caminaba?


PABLITO CAMINABA



mientras no me vengas con el tacho de mambodeindio, todo ok

Dr. Lemon said...

Pero pablo no escribía.

http://shaolin-malaonda.blogspot.com/

Anonymous said...

lemon y y la que te recontra, porque no te pones a escribir un libro man! me seria mucho mas sencillo leerlo y no me haria mierda las corneas! jaja XD mentira muy bueno la prox te posteo una critica (si me dan ganas) o algo que valga la´pena leer como comentario. chaito

Fernando said...

viste q groso cuando uno hace algo? como genera q los demas hagan... felicitaciones.

werther fue el primer regalo q me hizo jaz =D

Anonymous said...

te quiero mucho :)
(tenia que decirlo, y alguna vez tenia que postearte en tu blog)
saludos desde el mas acá (?)